Un encargo muy especial
Su padre nunca le golpeó. Jamás abusaron de él. Era un impulso innato, sin más. Desde pequeño lo había sentido. Con veintiún años la cosa se le fue de las manos y acabó en prisión. Por una parte resultó ser un alivio. Cuando le detuvieron, no tuvo problema en reconocer sus atrocidades. Seis cruentos crímenes, más propios de una bestia que de un ser humano. Su vida en prisión no fue mala del todo. Se graduó en Historia del Arte. Tuvo todo el tiempo del mundo para pensar. Ideó cientos de formas distintas de matar, con todo detalle. Paso a paso...sin dejar ningún por menor al azar. Cada forma más elaborada, más cruel, pensada para producir el máximo daño posible a la victima...y el más sublime de los placeres para él. Estaba deseoso de poder ponerlas en práctica. No era tonto, sabía que tendría que esperar unos años desde que consiguiera la libertad condicional, con toda probabilidad le estarían vigilando. El día llegó. Todo llega. Su familia lo había repudiado, lógico. No f