Sola

Así estaba ella, o así creía estarlo. Poco importaba. Si te sientes solo, da igual que no lo estés, lo estás.

Sentada en la cama, se quedó absorta contemplando la parte de su cuerpo que se reflejaba en el espejo del dormitorio. Un reflejo solitario, un reflejo que proyectaba una parte sesgada de su propio cuerpo, de su propio yo.

Esa era la visión que tenía sobre si misma, sesgada, a pesar de ser una mujer completa. Guapa, atractiva, inteligente, madre, esposa, culta, profesionalmente exitosa, bien situada socialmente...Pero sola...

Sola? Había mucha gente pendiente de ella. El teléfono lo tenía a rebosar de notificaciones de WhatsApp, Messenger, correos electrónicos. Tenía muchos admiradores entre el bando masculino, no en vano pocas mujeres podrían considerarse más interesantes que ella.

Todo eso daba igual. Daba igual porque ella misma no se acompañaba. Ella misma no era capaz de ver en sí nada más que esa imagen sesgada que reflejaba el espejo del dormitorio.

Incluso había quien la apreciaba por algo más que por su cara o su cuerpo bonito, o su chispa que inundaba cualquier estancia en la que estuviera. Él le decía, hasta el punto de ser un plasta, que mirara la imagen completa de su ser, pero ella era tozuda, se empeñaba en no contemplarse completa, se quedaba con la imagen sesgada del espejo.

Esta historia tendrá un final feliz, estoy seguro. Seguro de que ella, algún día, no se cual, ni cuando, dejará de verse sesgada, como en el espejo del dormitorio. Dejará de buscar aprobación en los mensajes de WhatsApp que le deje algún tipo abyecto, de esos que se alimentan de almas ajenas y siembran el caos. Ese incierto día, se levantará y contemplará su luz, y por fin cejará en su empeño de destruirse así misma. 

Quizás sea tan simple como cambiar el dichoso espejo, demasiado estrecho, por otro más ancho. Quizás el día que vea reflejada su imagen completa, ese día, se dé cuenta de que no está Sola.

Fotografía: Gema Benito. Texto: Pepe Desastre. Todos los derechos reservados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Faro de los enamorados

¿Me quieres?

Dos reales y un céntimo