Una bruja para mí
¿Qué por qué puse ese cartel en el escaparate? Era temida. Lo distinto da miedo, no de ahora, de siempre. Vivía apartada en una pequeña casa de madera, junto a un hermoso lago. La casa tenía una sola puerta, pintada con azulina. Todo el entorno estaba repleto de macetas con distintos tipos de hierbas y flores. También tenía una pequeña chimenea, que de vez en cuando, expulsaba un humo denso y aromático. Cuando la gente del pueblo veía el humo por encima de la copa de los árboles, se santiguaba, y murmuraban maldades de todo tipo, como que estaba cocinando algún niño robado en algún pueblo cercano. Nadie sabía la edad que tenía. Siempre llevaba alguna flor en el pelo, y pulseras y collares que confeccionaba ella misma con materiales que cogía prestados de la naturaleza. La primera vez que la vi, andaba yo por el monte, paseando, disfrutando del entorno, de las matas, de los árboles, de los arroyuelos que serpenteaban libres, del canto de los pajarillos, del aroma a tier