La chica del bote de remos

Luchar con la memoria, pugnar con ella, es uno de los ejercicios más inútiles que conozco. Por más que me esfuerzo, tú rostro se va derritiendo y diluyendo entre mil y una palabras, hasta que finalmente solo quede el verbo. Lo que no creo que mi mente pueda fagocitar, es el recuerdo de tu tacto, tu piel de delfín. Te fuiste tan lentamente, de forma tan paulatina, que cuando noté tu ausencia, siquiera podía recordar tu rostro. La culpa, y las preguntas que esta pare, se agolpaban en mí, como hijos solícitos y hambrientos. Quizá, si no hubiera hecho... quizá, si hubiera dicho... quizá...Dios te castiga con lo que no puedes imaginar, ya lo sé. Somos colosos de barro, que soñamos con ser lo que por nuestra propia naturaleza, nunca seremos...¿Aún sueñas? Schhhhhhh, descansa...

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