Era la encarnación viva de la mítica canción de Barón Rojo " Chicos del Rock ". A finales de la roquera década de los ochenta, su madre, haciendo un tremendo esfuerzo económico, le compró su primera guitarra eléctrica, una autentica Marshall jcm 600 vintage. Su padre los había abandonado años atrás, y su madre se había visto obligada a ganarse la vida limpiando domicilios ajenos. Salía muy temprano de casa, aún de noche y regresaba también de noche. Él estaba comenzando su adolescencia y no lo llevó nada bien. Durante años culpó a su madre de que su padre saliera huyendo y la trató a patadas. Eso lo llevaba dentro y más de una vez, con un par de whiskys había llorado y se había maldecido por ello. Se refugió en el Rock. Su madre, a la que trató tan mal, le compraba de cuando en cuando LP´s de sus grupos favoritos: Barón Rojo, Barricada, Metallica, Iron Maiden...y su mayor anhelo, su deseo más intimo al que dedicaba la mayoría de sus ensoñaciones, era aprender a toca...
Cuando un hombre pierde lo que más quiere, todo puede ocurrir. Cuando un hombre pierde lo que más quiere y lo único que tiene, ocurre. Algo nefasto ocurre. Ese día, hasta el cielo lloró. Triste, se tornó gris. Durante todo el funeral sus lágrimas, en forma de lluvia, cayeron incesantes, sembrando semillas de tristeza en todos los presentes. Con el primer trueno, el padre se estremeció. Con el segundo trueno, la idea nació en su cabeza. Con el tercer trueno, lo decidió. Todos lo miraban con pena. Cuchicheaban a sus espaldas, decían " es lo peor que te puede pasar, enterrar a un hijo ". Arantxa era una niña preciosa. No tuvo suerte. Con tres años, una alimaña abusó de ella. Con nueve, su cuerpo reposaba en un ataúd de madera. Su pelo, azabache, hacia un bonito contraste con el tejido blanco, blanco roto como el corazón de su padre, del interior de la caja. El enterrador puso la lápida. El cielo dejó de llorar, su padre también. El silencio era absoluto, doloroso, r...
La terraza era muy agradable. Los veladores se disponían aquí y allá, como en un orden superior dentro del más absoluto caos. El Sol lucia en un radiante cielo azul, salpicado por alguna nube, y un delicioso olor a flores frescas correteaba como un chiquillo entre las mesas, a su albedrío. Me refesqué la garganta con un trago largo de cerveza, y cuando iba a depositar la jarra en la mesa, apareció ella. Me miró inquisitiva, y separó su precioso pelo moreno y liso de su cara. Tomó asiento, y antes de que pudiera hablar, me dijo furiosa:"Me dijiste que ibas a dejar de fumar". "Estoy en ello" le contesté algo cortante. Me quedé embelesado, observando sus pequeños y bellos ojos negros, su nariz diminuta, su busto generoso, sus curvas, sus largas piernas...con un tono algo más relajado, le dije que siempre estaba igual, afeando algunas de mis innumerables conductas insanas y absurdas. Ella sonrió y alargó su mano...
Comentarios
Publicar un comentario