La partida de ajedrez
Le gusta ver la vida como una partida de ajedrez. No es que sea frío y calculador, todo lo contrario. Es muy dado a realizar maniobras de sacrificio. No duda en perder piezas propias si su conciencia así se lo dicta.
No, no ha jugado siempre de esa forma, pero desde hace ya algunos años ha descubierto que la coherencia es la mejor forma de plantear está puta partida de ajedrez que es la vida. El secreto, para él, es muy sencillo: Ganar no es siempre ganar, y perder no es siempre perder. En resumen, nunca se pierde o se gana, son conceptos erróneos.
En esta, manida ya, metáfora, el oponente es el Todo, es cambiante, siendo muchas veces uno mismo.
Él, que peina canas, ve venir muchas veces a la gente. A veces el oponente lo trata como si fuera corto de entendederas. Él no se inmuta, sonríe o se apena, pero la coherencia le guía, y mueve la figura que esta le dicte. Caiga quien caiga.
Hay veces, que con un par de movimientos ganaría la partida, pero como para él ganar no es siempre ganar, siquiera se ve tentado a dar jaque mate.
Otra veces, ve claramente que el oponente es el mismo diablo. Sigue la misma filosofía. Pregunta a su conciencia y así actúa.
Desde que juega así, es más feliz. Tiene menos apegos. Relativiza más las cosas. Por supuesto, sigue llevándose palos de toda índole, pero ya no se los da él. Ya se respeta, se quiere. Es un poco un estilo de juego "Samurái", si hay que morir, se muere. Tampoco pasa nada joder.
¿Y tú? ¿Cómo juegas al ajedrez?
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