La magia del cine

La vida es caprichosa. Lo repetía una y otra vez mi padre, pero yo no le hacía mucho caso, estaba siempre borracho.

Aquella noche me dediqué a lo que me dedicaba todas las noches. A ver que bicheaba por ahí. Era flexible. Igual robaba un coche, que entraba en una casa o pegaba un tirón. Ahora lo pienso y me echo a temblar...

Había abierto un Opel Kadett. Se abrían solos. Cogí el radio cassette y salí por patas...en unos segundos la sirena de la policía... tiré para el casco antiguo. Entre la oscuridad de la noche y la lluvia, lo tendrían más difícil. 

Vi una ventana abierta en el viejo cine. Sin dudarlo dos veces, me arrojé por ella. Ni si quiera me dolió. La adrenalina imagino. La policía pasó de largo. Me toqué ambas piernas, brazos...Todo bien. Bueno, todo excepto el radio cassette, que estaba destrozado.

En el fondo del pasillo vi una luz tenue, acompañado de un leve sonido repetitivo: tac, tac, tac, tac... al principio me asusté un poco, pero que diablos, no era un cobarde.

Me adentré por el pasillo lentamente, casi sin respirar...No era posible, se estaba proyectando una película en blanco y negro y no había nadie en la sala... bueno un momento... si había alguien. En la primera fila, en la esquina. Un extraño individuo con una especie de capucha marrón muy estropeada...

Levantó el brazo derecho. "No te asustes hijo" me quedé helado. "Tranquilo hijo, no te asustes, siéntate aquí a mi lado, tengo que hablar contigo". No se porqué lo hice, pero le obedecí. Caminé por el pasillo central de la sala y me senté junto a él.

Me miró sonriente. Tenía unos hipnóticos ojos azules y un cabello, lo que se podía ver por la capucha, castaño claro y ligeramente rizado. No se que edad tendría. Cuarenta, cincuenta... no lo sé. Tampoco me fijé en su vestimenta, solo en ese extraño poncho marrón con capucha. Sí recuerdo que estaba muy estropeado.

Cuando me sonrió, todo el miedo que tenía se desvaneció. "Has venido justo a tiempo" me dijo. Va a comenzar la película.

Miré a la pantalla. No lo creeréis, lo sé, pero ocurrió. La película se tornó en color. Salió un chico extrañamente parecido a mí. Pegaba un tirón a una Señora mayor. Esta caía al suelo, se golpeaba y moría. La policía detenía al chico y este era condenado a veinte años de cárcel. Allí se enganchaba a la heroína y moría de Sida, en la enfermería de la prisión, en la más absoluta y rotunda de las soledades...

Me impacto. Me toco el corazón. Joder se me saltaron incluso las lágrimas, nunca me había pasado. Él, sin dejar de sonreír puso su mano sobre la mía. Me miró con esos extraños ojos azules. Una gran paz me invadió...

"No tiene que ser así" me dijo. "No olvides que él está de tu parte". Él? Pregunté. "Si, el Padre, Dios". No creo en Dios, le contesté. "No importa, el sí creé en tí".

Un escalofrío estremeció mi cuerpo. Algo cambio dentro de mí en ese momento. No sabría explicarlo, pero así fue. El extraño de los ojos azules no dejo de mirarme y de sonreír. Se metió la mano en el bolsillo. Sacó una pequeña piedra. Con la otra mano, sin ningún tipo de esfuerzo, grabó una pequeña e irregular cruz. Me entregó la piedra y me dijo: "Cuando te sientas flaquear, coge está piedra con todas tus fuerzas". Es lo último que recuerdo.

Desperté con el cuerpo entumecido. El suelo estaba manchado de sangre. Me toqué la frente, tenía una brecha. Un sueño, todo había sido un sueño...Me reí. Con esfuerzo, conseguí levantarme. Habría quedado inconsciente del golpe cuando salte por la ventana. Me dispuse a salir. Golpeé algo con el pié. La piedra. Era la piedra de la Cruz...me agaché a cogerla. Se repitió el escalofrío del sueño...Si es que fue un sueño. La guardé en el bolsillo y me fuí a casa.

Me sentía distinto. Cuando llegué no miré a mi padre con cara de asco. Le abracé. Lloró, lloró mucho. Tiré todas las botellas de whisky que encontré en casa. "Papá, yo te ayudaré". Nunca más lo vi borracho. Fácil? No, no fue nada fácil. Retomé mis estudios, me hice sacerdote y ahora doy clases aquí en el seminario como estáis viendo.

Bien, está historia, real, es para romper el hielo queridos alumnos. Alguna pregunta?

Si, que qué creo que pasó? No lo sé hijo, quizás y solo quizás, la magia del cine...


Fotografía: Gema Benito. Texto: Pepe Desastre. Todos los derechos reservados.

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