Azul escarabajo
Todo empezó una tarde, entre risas y conversaciones banales. Aquel tipo cambio el rictus, miró a ambos lados y me susurró al oído: "tengo la solución a tu problema" Me quedé atónito. No sabía muy bien si era una broma de mal gusto o me lo estaba diciendo en serio.
Pero no pensara usted, ya sabe, ¿matarla? No no, tranquilo amigo, no es ese el plan. No lo haré yo, ni lo hará usted...Lo hará el escarabajo.
Esa fue la breve conversación que mantuvimos sobre el tema, entre comentarios de fútbol y política. No le contesté, me pareció una idea horrible, quizás solo fuera una especie de humor negro que se escapaba a mi intelecto.
Pasaron varios meses antes de que recordara el tema. La situación era insostenible. La maldita vieja no me quitaba ojo, todo el día pendiente de mí, y encima tenía que acostarme con ella todos los días.
No aguantaba más, pensé incluso en irme, pero donde iba a ir, quería mantener mi nivel de vida y no había trabajado nunca. Recordé la conversación del escarabajo.
Volví a quedar con el tipo, con la escusa de tomar una cerveza. No le dije nada del escarabajo, ya se lo comentaría si me decidía finalmente.
La tarde se pasaba y no me atrevía a sacar el tema. En un momento dado, el tipo apagó el cigarrillo y me miró sonriente. "Se porque me has llamado". Me quedé atónito. Tartamudeé un poco y le contesté que no, que necesitaba más detalles sobre el asunto. Un extraño brillo se reflejó en sus ojos, incluso me atrevería a decir que una gota de sudor apareció en la parte superior izquierda de su frente... me contestó: "Solo debes dejar una pequeña caja debajo de su cama, el escarabajo hará el resto"...
Sonreí de forma indolente. ¿Pensarás que soy tan ingenuo como para creer eso? no me quieras engañar como a una rata.
El tipo se metió la mano en uno de los bolsillos de la americana y extrajo una pequeña caja, depositándola en la mesa. Era una caja pequeña, de hueso o algún material similar. Tenía unas extrañas inscripciones grabadas que no había visto con anterioridad. La cogí, su peso era escaso. La abrí un poco, lo justo para ver su contenido. Ahí estaba, un pequeño escarabajo azul, realmente precioso.
El tipo parecía aliviado. "Ponla esta noche bajo la cama de la vieja y llámame mañana". Se levantó y se marchó, caminando como alma que lleva el diablo.
Me fui directo a casa. Entré en el dormitorio y puse la caja bajo la cama, tal cual me había indicado el tipo. Pensé que me estaba comportando como un auténtico imbécil...
Esa noche puse una escusa, la vieja, a regañadientes se la trago. Me marché y no volví hasta el alba. No era posible. La vieja estaba tiesa, con la boca abierta. Su piel...su piel había adquirido una tonalidad azul, como si hubiera muerto por falta de oxígeno.
Me sentí feliz, muy feliz. Se que está mal, pero es como me sentí. Miré bajo la cama. Allí estaba la caja. La cogí, la besé y la abrí. El escarabajo se encontraba dado la vuelta, probablemente lo habría puesto yo en esa posición y no lo recordaba.
Llamé al tipo, estaba muy agradecido. Quise quedar con él, pero se mostró esquivo.
Al cabo de dos días me llamo. Me contó una extraña historia. ¿Un año? Tenía que haber perdido el juicio. Según él, tenía un año como máximo, que es lo que viven los escarabajos aproximadamente, para entregar la caja a otra persona que tuviera interés en asesinar. Le colgué y no le di importancia.
Después de un mes, me encontraba feliz. Era rico y no tenía a ninguna vieja atosigándome. Aquella mañana al salir de la ducha, se inició todo. Mi pie derecho tenía una extraña tonalidad azulada que llegaba casi a mitad de la pantorrilla. Me preocupé.
Llamé al tipo, la línea de teléfono se había dado de baja. Contraté a un Detective que no pudo averiguar nada, no tenía datos suficientes.
Han pasado ya diez meses. Mi vida ha sido un infierno. No he sido capaz de encontrar a nadie tan ruin como yo. Al final la gente no va a ser tan mala. La parte inferior de mi cuerpo, hasta la cintura, tiene esa jodida tonalidad azul. Poco a poco, como si de un tentáculo se tratara, va avanzando hacia mi corazón. Pronto será el final, lo sé. Me encontrarán seguramente en la cama, con toda mi piel azul, azul escarabajo.
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